lunes, 3 de junio de 2019

Un aguijón en mi carne


“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
2 Corintios 12: 7-10

Dice la biblia que por la magnitud de revelación que se le dio al Apostol Pablo Dios le dio un aguijo para que el no se olvidara de donde venia el poder, y la gloria que en el se manifestaba. La Biblia no  describe, cual era el aguijón de Pablo algunos teólogos creen que era un dolor de estomago fuerte, otros creen que era alguna enfermedad en su cuerpo, quizás que le faltaba un ojo, otros creen que era alguna área de su vida que no había podido vencer, otros que el carácter, pero la verdad nadie tiene la certeza de cual era el aguijón de la carne que lo abofeteaba y le hacía volver los pies a la tierra.
Dios ha permitido que muchos hombres sean honrado,y exaltados.
No  podemos negar que hay hombres, y mujeres que verdaderamente son usado por Dios. Es notable la gracia y el favor que Dios ha puesto sobre ellos. Pero mientras más Dios nos usa más peligro corremos, debido a esto debemos siempre depender de Dios. Hay un enemigo que nos está esperando en la cuzpide de la cima del éxito ministerial y se llama el orgullo. Muchos ya han sido afectado por este enemigo y es triste ver que ya no son lo que eran en el señor. Han dejado la simpleza del evangelio por su propia sabiduría. Y  que ocurre cuando no dependemos del señor ?  nos olvidamos de donde Dios nos saco. Creemos que lo que hoy somos en el señor es por nuestros propio esfuerzo, y sabiduría. Dios sabe muy bien de que estamos echos por eso muchos de nosotros se nos ha dado un aguijo. Esa situación, condición, o  debilidad que nos recuerda que no debemos creernos más de lo que somos. Que todo lo que hemos logrado, y lograremos se lo debemos a Dios. No es nuestro poder sino el poder de Dios manifestándose en nuestras debilidad. Yo sé que tengo un aguijón el cual me mantiene humilde y dependiendo de Dios esto siempre me recuerda de donde EL me saco. Y cada ves que tengo la oportunidad para hacer algo para Dios no dejo de sentir cierto temor porque sé que no soy la mejor en lo que hago y que dependo de Dios. No te sientas  mal si tienes un aguijón, aun así Dios puede usarte solo mira como uso al Apostol Pablo. Nuestros aguijones nos recuerdan que solo con su gracia nos basta y que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece. No se cual sea tu aguijón quizás hay momentos en los cuales quisiera que Dios lo desaparezca, lo elimine. Quizás ayuna, clama, gime pero ahí sigue. Estoy segura de que su gracia es suficiente para ayudarte en tu debilidad, este aguijón no está allí para tropiezo sino para prevenir de que caigas pues cada ves que este se manifiesta en tu vida no tienes otra opción que correr a los brazos de Dios para recibir la gracia y la Misericordia que necesita para seguir. Gracias a Dios por nuestras debilidades pues ella nos recuerdan que por más usados que seamos no es porque somos perfecto sino por su gracia. Gracias señor porque mis debilidades, fallas, y defectos no te limitan para que puedas usarme. Veré tu gloria porque tu poder se perfeccionara en mi vida día tras día.

P. Judy Jaramillo
http://pastorajudyjaramillo.blogspot.com

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fortalecidos en su poder